lunes, 20 de octubre de 2008

53. Nuestro 20 de octubre (sobre el aniversario de la Revolución)

El 20 de octubre de hace más de 60 años para un guatemalteco de 25. Educación y salud gratis, respetar derechos de los trabajadores, mejorar la distribución de la tierra, construir una nación en la que cupiéramos indígenas y mestizos, combinar capitalismo con bienestar social, construir ciudadanos, modernizar el país.

Educación pública gratuita sólo para el 13% de los adolescentes, la menor tasa de inversión en salud en América Latina, nunca respetar los derechos de los trabajadores para ser más ser más competitivos, mantener que el 2% de la población tenga el 75% de la tierra cultivable pero respetar la propiedad privada, ser un país racista pero no hacer problema de eso, aborrecer todo lo social o estatal que pueda tener la economía, mantener dos tipos de ciudadanía, modernizar lentamente y a distintas velocidades el país.

¿Preferir el primer párrafo de las ideas de la Revolución en Guatemala es ser un marxista trasnochado censurable? ¿Y preferir el segundo párrafo de la Contrarrevolución y la democracia conservadora es ser moral y decente? A mí hay algo que no me cuadra.

Todos los países que van más encaminados que Guatemala el desarrollo, o a una mayor velocidad mejor dicho, pasaron por revoluciones o reformas consistentes de estructuras injustas. Prefiero las reformas profundas que las revoluciones radicales, y la Revolución del 20 de octubre era más bien una reforma profunda y consistente. “Es que nos iba a llevar a ser otra Cuba”, vocifera la derecha. “O tal vez otra Costa Rica”, me gusta responder y recordarle que los pasos de reforma eran casi iguales.

Desde 1954 hasta 1996 estaba prácticamente prohibido recordar con nostalgia a la Revolución del 20 de octubre. Mi generación es la primera en cuatro décadas que lo puede hacer. Y está totalmente ignorante y pobre de sueños o de pensar que puede ayudar a los que no pueden solos. Qué decir de reformar el sistema en Guatemala. A lo más que llegamos es al cliché de “hay que encarcelar a los políticos”. Como si el poder real de decisión estuviera en este país en la política y no en la economía. Aunque los políticos son responsables de que esto se mantenga al permitir ser corrompidos. Son muy responsables.

Después de haber estado 15 semanas en el país uno casi se contagia del pesimismo. Sobretodo al escuchar a los cincuentones y su visión del país, esos que nos repitieron como loros que la Revolución era demasiado buena para este país, que este país no está preparado para ser un país justo, de todos, que estamos condenados a ser una isla y tenemos que buscar el desarrollo por caminos más brutos, como los del segundo párrafo.

En 1978, muchos jóvenes veinteañeros intentaron sacar a patadas a sus cincuentones por dejarles un país que les daba vergüenza. Intentaron lo mismo en Francia, EEUU, México, Praga, América del Sur. En algunos lares lo lograron y ahora son países más justos y en desarrollo. Acá los cincuentones mataron a todos los jóvenes que protestaron, como Oliverio Castañeda y 50 mil desaparecidos en una matanza que empezó un día como ayer hace 30 años.

El esfuerzo de esos jóvenes al menos logró que hoy podamos veinteañeros como yo –muy pocos todavía- reflexionar sobre esa revolución de Nuestro 20 de octubre. La historia nos va a pedir cuentas dentro de 30 años si repetimos como loros que esas ideas son demasiado vanguardistas o anacrónicas para este país o si más bien son mera decencia.

martinpellecer@gmail.com

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Asi como vos, habemos otros cuantos que soñamos con otra revolucion como la del 20 de octubre. Lamentablemente la gente que controla verdaderamente al pais y los que estan comodos con la ignorancia del pueblo, no ven la necesidad de cambios en la sociedad, y denotan de socialistas, comunistas o marxistas los cambios que traerian beneficios a la mayoria de la poblacion guatemalteca, los pobres. De todas formas esperamos que algun dia llegue una revolucion que logre igualdad en Guatemala y la saque del hoyo negro en donde esta.
Saludos!

Figueroa dijo...

Hola Martín.
Ojalá hubiera otra revolución como aquella!!!

Saludos,
RosaFigueroa
rosamariafiguerr@gmail.com