65. Cambio de Gobernación (ni blanco ni negro, gris)

(El relevo en Gobernación, las simpáticas declaraciones de Colom y Espada y la oportunidad del Congreso)

Nuevo año, nuevo ministro de Gobernación. Ni blanco, ni negro, gris. El tenebroso promedio de 15.5 asesinatos diarios en 2007 a 17 diarios en 2008 ha sido un fracaso para la línea de “seguridad democrática” de izquierdas porque en 6 meses no logró detener la escalada de crímenes, provocada por el Fracaso (con mayúsculas) de la línea de “seguridad mano dura militarizada” de derechas que la provocó desde el año 2000. Es más, desde que el gobierno portillista-eferregista empezó a militarizar en profundidad a Gobernación –que ya había empezado el arzuísmo con los grupos paralelos anti-secuestros- la situación se salió de las manos.

Ante este doble fracaso –provocado por las secuelas de la guerra interna y la enorme desigualdad económica-, la idea de obligar a trabajar juntos a las dos visiones de la seguridad, de izquierdas (con Francisco Jiménez en la secretaría técnica) y derechas (con el “operativo” Gándara en Gobernación), puede ser descabellada pero puede no serlo. Todo dependerá de cuánto puedan dialogar y actuar juntos.

La última vez que visiones distintas trabajaron por una meta en el Estado, se firmó la paz. Y que no vengan corresponsales extranjeros a decir “¿de qué paz habla Guatemala?”. Es necesario distinguir entre el fin de la violencia política y el inicio de la violencia del narcotráfico. No se puede ser tan miope para mezclar ambas.

Cuando Gándara tomó el viceministerio de Gobernación en 1996, el promedio de muertos diarios era de 10, en 1997 subió a 11 y cuando lo dejó en 1999, era 7. Ojalá que le vaya bien sin hacer ejecuciones extrajudiciales e institucionalice la policía.

Lo bueno es que no dependemos sólo de estas dos fuerzas, que son intra y extra gubernamentales. Hay un actor muy importante, que no podemos desaprovechar como país: la CICIG. Castresana convocó a un pacto de seguridad a partidos, poderes económicos y sociales, medios de comunicación, Gobierno. Y el vicepresidente Espada sale diciendo que “no gracias porque él ya coordina un pacto en seguridad”. Ay Dios. Ojalá que no se ponga necio.

Es necesario un golpe de timón para bajar la violencia. ¿Qué hicieron quienes lo lograron hacer en Bogotá y Sao Paulo? Prohibir la portación de armas. La violencia bajó en un 33 por y 25 por ciento en un año. No puede ser más claro. Intuyo que el nuevo presidente legislativo Alejos tiene más visión y puede sacar la tarea; ojalá el oficialismo y oposición junten fuerzas para algo más que clientelismo en el Congreso. Es clave la Comisión de Gobernación. Ahí sí necesitan a alguien de mano y cabeza dura para hacer frente a los burros que creen que con más armas habrán menos balas que causen muertes en el país.

El pacto en seguridad puede empezar con 4 puntos. La ley de armas, tribunales “blindados” en la capital para casos de alto impacto, una prisión de alta seguridad y una ley fuerte contra el lavado de dinero de los narcos. Además, se puede negociar que el Plan Mérida de EEUU incluya un compromiso directo de ellos de combatir el tráfico de armas de su país hacia el nuestro. Y a trabajar para que al final del año podamos escribir que el experimento de juntar distintas visiones sirvió de algo.

PS. ¿En qué cabeza cabe que un Presidente de la República utilice su puesto para insultar a un colega columnista “por desestabilizar al Gobierno”? ¿Y cree atacando a un periódico espera obtener un “mejor trato”? Cuando no se tienen recursos discursivos para rebatir y se cae en el insulto, se convierte a la política en un circo. No es la primera vez que lo hace y aún es demasiado temprano para enojarse.