Wachik’aj 73.
Necesitamos golpes de timón para cambiar el ánimo nacional y aspirar a crecer mucho económicamente.
Pensar grande
Parecemos de esos equipos de fútbol que su estrategia es defender cerca del área propia pateando la bola lo más lejos posible para evitar que nos goleen, aunque eso signifique que el equipo contrario siempre va a recibir la pelota, va a poder hilar jugadas y meternos muchos goles y tenernos sufriendo todo el partido.
Son muy pocas las veces que nos animamos a agarrar la pelota, pasarla, avanzar, intentar meter goles, a querer ganar el partido. Primero, tenemos que aceptar algo: en el equipo tenemos que caber todos. Indígenas, mestizos, blancos, conservadores, progresistas. Por eso el equipo se llama Guatemala. Meterle zancadillas a nuestros compañeros de equipo por racismos o cerrazón de cabeza no ayuda.
Segundo, ¿qué goles queremos meter? Algunas ideas. Asegurar que Guatemala sea un socio clave de la Alianza Energética de las Américas de EEUU y Brasil con energías renovables. El canciller brasileño Amorim dijo la semana pasada que le interesa fomentar específicamente con Centroamérica la producción de biocombustiles. Si Gobierno y los 13 ingenios azucareros hacen una estrategia juntos, asegurando derechos laborales y estándares altos de medio ambiente, y la Cancillería hace su trabajo, pueden crear muchos empleos.
Los megaproyectos de la administración anterior terminaron a medio camino porque intentaron pasarlos en el Congreso a golpe de sobornos. El canal seco (desde Jutiapa a Izabal, por ejemplo, con carreteras, trenes y puertos) y la transversal del Norte (con inversiones conjuntas entre Estado y sector privado, y los más altos índices de transparencia desde Internet), significarán un salto cuantitativo de competitividad y de creación de empleo y reactivación económica.
No son sólo gubernamentales y empresariales los goles. Hay un proyecto abandonado, de crear el Instituto de Ciencia y Tecnología de Guatemala, que sería del nivel de los centros de investigación más avanzados del mundo y que ayudaron tanto a India y China. La Universidad del Valle y la San Carlos pueden ser pioneros y tantos guatemaltecos líderes con contactos pueden ayudar a conseguir los US$200 millones que hacen falta. ¿Se imaginan la cantidad de empleos en infraestructura y de calidad que podría haber?
Para destrabar tensión política, el presidente Colom bien podría convencer a la Primera Dama (o viceversa) de abrir los datos de los nombres de los beneficiarios del programa de transferencias condicionadas, que puede ser el programa más exitoso de la democracia guatemalteca si lo administramos con transparencia, de una manera institucional y lo hacemos un orgullo nacional, no gubernamental.
Para disminuir la violencia, el Congreso podría restringir las armas y el Gobierno, la municipalidad y las fábricas grandes hacer una inversión fortísima en los barrios marginales para sacar a tantos jóvenes del círculo de la muerte. Y no se logra regalando bolsas solidarias. Inversiones en parques, en cooperativas, en apertura de mercados, en vivienda, bibliotecas. Quitarle los barrios a los narcos y al crimen organizado. Recuperarlos.
Si queremos de verdad ganar el partido no podemos aspirar a sacar pelotas del área y quedarnos en nuestra portería. Así vamos a seguir recibiendo goles (que son de vida o muerte, de quedarse o migrar). Además que no tenemos otra opción. Ya estamos en el campo con los tacos puestos. Y se nos olvida que nos pusimos a jugar para pasarla bien.
martinpellecer@gmail.com
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