lunes, 6 de abril de 2009

77. Guerra contra mafias (Guatemala como México)

¿Lejos o cerca?
El camino contra las mafias es la única vía para salir de la oscuridad.

Este mes ha sido en el que más veces he respondido para explicar cómo está Guatemala que lo más parecido es México y su guerra contra los narcos. Sólo que México pone su ejército y lo rescatable de su Estado y se dirige a los narcos y los corruptos; y nosotros ponemos nuestra CICIG, PDH, sociedad civil y algunas partes rescatables de nuestro Estado y nos dirigimos a los narcos y a lo que resta de los grupos paralelos de las dictaduras enquistados en el Estado y las tinieblas.

El desafío es el mismo: salvar a los ciudadanos y al Estado del narcotráfico y sus grupos paralelos. Y el costo es el mismo: muchas muertes y la postergación del avance en muchas tareas y debates pendientes… sociales, económicos, nacionales. Colombia sobrevivió en los años 90.

Sin embargo, no creo que nos estemos alejando de la meta, de la orilla. Creo que nos alejábamos cuando en 2000 el gobierno de Portillo-FRG le abrió las puertas de par en par a las mafias o cuando el gobierno de Arzú empezó con cuerpos paralelos antisecuestros que se le salieron de las manos. O cuando se dejaron 9 meses sin incautar un gramo de cocaína con el gobierno de Berger o cuando no estaba la CICIG y no teníamos la capacidad para empezar a enfrentar a nuestros demonios, a los mafiosos incrustados en nuestro Estado y nuestra sociedad.

Por cierto, la CICIG –y no EEUU- bien podría investigar junto al MP el secuestro de Gladys Monterroso; si para eso está, para investigar junto a nosotros, en nuestros tribunales.
Es tranquilizador darnos cuenta que tenemos una reserva moral y líderes como Sergio Morales, Nineth Montenegro, Hellen Mack, etc. Es tranquilizador saber que los ciudadanos podemos lograr que nuestro Congreso responda y apruebe una ley de armas y municiones decente (sí, es una vaina que hayan mantenido los privilegios para funcionarios, pero no perdamos el bosque por un árbol, es una buena ley, consensuada con la sociedad civil y aprobada por unanimidad).
Eso sí, es preocupante la falta de otros líderes. ¿Qué hace el alcalde Arzú, por ejemplo? Podría liderar un esfuerzo de los alcaldes del departamento de Guatemala para invertir masivamente en los barrios marginales. ¿Qué hace Harold Caballeros? ¿Qué hace Otto Pérez además de mandar mensajes enojado? ¿Qué hacen las universidades nacional y privadas además del esfuerzo contraproducente para debilitar (o dinamitar) al enclenque Estado con la ortodoxa propuesta de ProReforma? ¿Cuándo empezará el Presidente Colom a liderar sin victimizarse?

Sí, hay miedo en el ambiente. Pero me topé con un artículo en El País para usarlo como receta. “El miedo nos ofrece enseñanzas para el futuro, como la figura del espantapájaros. En una primera lectura, el espantapájaros asusta a los pájaros. Pero si en lugar de salir huyendo, el ave decide acercarse, entonces se abre una tercera fase. `Cuando el miedo ha desaparecido tiene lugar una verdadera revelación: el espantapájaros no es un peligro, sino una oportunidad, ya que nos señala con precisión el lugar en el que podemos encontrar alimento. Por un baile de letras el miedo se ha convertido en el medio´, explica J. Peradejordi.

Este juego de palabras nos revela algo altamente provocador: el miedo indica dónde se halla el tesoro. Cada temor descubre un aspecto no resuelto del que debemos ocuparnos. Así como los pájaros se nutren de los sembrados, el alimento de nuestro futuro es despejar las brumas que no nos dejan ver con claridad el horizonte”.

Nuestro espantapájaros tiene gusanos que pican al apoyarse en él. Pero tenemos con qué enfrentarlos y están preocupados. Si no, no reaccionarían como lo hacen.

martinpellecer@gmail.com

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