Lo más preocupante del Golpe de Estado en Honduras es que haya sobrevivido una semana y que la derecha extrema guatemalteca lo legitime. Guatemala y Centroamérica tenemos un papel determinante para evitar que esa vuelta a las cavernas tenga éxito y siente un precedente.
“La ley es la ley”, “no es un Golpe” o “a veces no se puede hacer lo que dicen los ideales”. Las tres frases casi podrían caber en la apología del delito. A diferencia del resto de 192 países de la ONU, de todos los medios de comunicación del mundo y de muchísimos hondureños que arriesgan la vida en manifestaciones en la calle, no son pocas las voces guatemaltecas de derecha que apoyan el Golpe de Estado de los militares y los políticos en Honduras. Es para invitarlos a reflexionar o para darles una terapia sobre democracia a los autores de estas frases. Uno es Otto Pérez Molina, líder nacional del PP y casi nuestro presidente las pasadas elecciones, que dijo que “no es un golpe porque el Ejército actuó con respaldo legal”. ¿Se imaginan la vergüenza que hubiera sido que Guatemala hubiera sido el único país en el mundo que reconociera a ese gobierno de facto de Micheletti? Creo que Pérez Molina debería reflexionar sobre el país democrático que propone para buscar la Presidencia en el 2011. Su defensa de la democracia guatemalteca contra el Golpe de Serrano empieza a desvanecerse al apoyar un golpe en el país vecino.
Es más preocupante el caso de Carlos Zúñiga Fumagalli, el presidente de la Cámara del Agro, que no solo asegura que “lo que hubo en Honduras fue un cambio legal de un presidente por otro” sino que ha accionado en la Corte de Constitucionalidad para impedir que Guatemala pueda ejercer medidas de presión junto al resto del Sistema de Integración Centroamericano (SICA) para aislar a Honduras, como fue el cierre de fronteras comerciales durante 48 horas. La tercera voz es de una amiga mía, de 26 años, graduada de Derecho de la Universidad Marroquín, ex candidata a diputada. “Martín, eso no es un Golpe, ¿tú ya revisaste su Constitución?”. Le recordé que a Zelaya lo habían sacado a punta de pistola de su casa y del país. “Lo que pasa es que a veces no se puede hacer todo de forma ideal”, respondió la futura política. ¿Tan fácil traicionan a la democracia los tres?
Hace una semana escribí que lo que está por verse es si toda la institucionalidad internacional logra doblegar a toda la institucionalidad hondureña. El camino que se ha seguido, vía la OEA y el SICA, es el correcto. Las decisiones que ha respaldado el Gobierno de Guatemala, de sacar a Honduras de la OEA, congelar los préstamos del BCIE y cerrar las fronteras, son las correctas. No podemos permitir que los militares crean que pueden dar golpes de Estado en el año 2009 en América Central.
Y aunque nos perjudique a nuestra propia industria, el SICA debe volver a cerrar las fronteras comerciales y promover un embargo regional a Honduras. No tiene ningún solo aliado que los financie. EE. UU. ya logró congelar los préstamos del BID y el Banco Mundial, Europa hará lo mismo y el gobierno de facto perderá dos tercios de su presupuesto nacional, que depende de cooperación exterior. A ver si así con un embargo la oligarquía hondureña ordena a los militares permitir el regreso de Zelaya al poder (simbólico) estos seis meses.
La batalla por el regreso de Zelaya el domingo —imprudente, como toda su presidencia— se perdió y costó la vida de un joven de 19 años asesinado por soldados. Pero es sólo el primer capítulo de esta historia que nosotros, como Guatemala, podemos ayudar a escribir, a revertir.
PS. Qué bien el frente de 35 organizaciones para apoyar a la Cicig. Eso es lo que necesitamos, nacionalizar esta lucha contra la impunidad. Y cuidado con el grupo Justicia por el Cambio para la elección de magistrados, que apesta a corrupción.
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2 comentarios:
Yo no dejo de agradecer que Pérez no haya estado en la presidencia. De Zúñiga no me extraña y de tu amiga... es un alivio que no haya llegado al congreso.
Pero es sólo el primer capítulo de esta historia que nosotros, como Guatemala, podemos ayudar a escribir, a revertir.
Eso es muy cierto, Martín. Imagínense si con el caso del pelón Rosenberg no hubiera existido la CICIG y el gobierno no busca a la OEA... Estoy convencido q hubiera sucedido lo mismo en Guate: Un [vil] golpe de estado :(.
Gracias por el espacio, Martín.
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