http://www.prensalibre.com/pl/2007/octubre/16/185142.html
El 9 de septiembre los guatemaltecos mandamos dos mensajes al mundo y a nosotros mismos. El primero, que a pesar de los fantasmas de fraude y la violencia, Guatemala se sube al tren de democracias legítimas para sus ciudadanos. Participamos en un 60 por ciento, a pesar de que no había riesgos como el regreso de Ríos Montt (2003) o ilusiones como el retorno a la democracia (1986). La participación aún mayor de jóvenes e indígenas permite soñar que vamos en la ruta correcta, aunque por detrás del promedio latinoamericano del 70 por ciento de participación.
El otro mensaje es que somos un país de mayoría de derecha, y de derecha que no ahonda en el análisis de sus candidatos. Definamos a la derecha como la de los conservadores, los tradicionalistas, que se preocupan más por el desarrollo individual que por la igualdad, guardianes de la moral y fieles creyentes en que el país se desarrollará económicamente dando incentivos a los empresarios. Totalmente legítima y necesaria para cualquier democracia, pero que, seguramente, por sí sola nunca nos llevará al desarrollo ni a la modernidad.
Los candidatos de la derecha ideológica –PP, Gana, Casa y Unionista– lograron convencer al 51.11 por ciento de ciudadanos. Los agrupo, porque la mayoría de sus votantes tenían como primera y segunda opción a dos de estos cuatro. Lo que no me explico es cómo los dos partidos con discursos más vacíos (PP y Casa) han vencido en sus “duelos directos” a los otros con propuestas con un poco más de contenido (Gana y Unionista).
En materia económica y social, el PP no propuso nada diferente a la Gana, y ésta última contaba con mejor equipo y programa. Y creer que en el país funcionará la mano dura que no ha funcionado en ningún país democrático, es de reír o llorar. Pero, bueno, a 200 mil (seis por ciento) votantes les ha convencido más la cancioncita y la excelente campaña publicitaria que hizo el PP (multimillonaria, de fondos dudosos y anticipada a lo que decía la ley) que la de Gana.
El voto por Suger es el que más me sorprende, porque, a pesar de su radicalismo irresponsable, logró convencer a los votantes jóvenes del centro ideológico o sin ideología. De sus electores, la mayoría puso atención a que era inteligente y preparado y que querían mandar el mensaje de elegir a un candidato lejano a la política tradicional, pero ninguno recordó que fue el que menos sabía de las estadísticas del país (ni cuántos ministerios hay) o que proponía quitar el Impuesto Sobre la Renta, que representa el 24 por ciento de los ingresos fiscales del Estado.
Y nada que decir sobre utilizar partidos electoreros alquilados o la idea magnífica de unir al Ejército de Guatemala con la Policía Nacional Civil, para “salvarla”. ¿De qué? ¿De militares narcotraficantes o de militares asesinos de civiles? Porque no creo que le hubiera alcanzado con los militares profesionales que aman al país. En fin, un voto inteligente, de cliché.
Con eso no digo que el proyecto caudillista de Arzú –que copió propuestas interesantes como remesa escolar o el seguro médico nacional– sea una opción para el país, mientras no se institucionalice y abra su dirigencia a mestizos e indígenas o a mujeres y jóvenes y deje de ser exclusiva de criollos, urbanos, neoliberales y cincuentones (con alguno rescatable).
Esto no quiere decir tampoco que las opciones de centro (UNE) sean la solución, ni mucho menos. Lastimosamente no se ha logrado una opción de centroizquierda que convenza a una buena parte de los guatemaltecos. Pero de eso escribiremos otro día en Wachik’aj. Pero los electores guatemaltecos no nos hemos dado cuenta de que una democracia sin izquierda moderna o sin una derecha moderna va a ser siempre una mesa paticoja y no logrará nunca solucionar los problemas estructurales del país.
En suma, estas elecciones han refrendado que somos un país con una mayoría de derecha conservadora. Pero, más aún, de una derecha inocente políticamente, que se decanta por las opciones más vacías y peligrosas de su repertorio.
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3 comentarios:
Ves? ahora es más fácil comentar. Enhorabuena por tu blog y tus columnas. Te sigo.
(la madrileña)
Que bueno Martín, felicitaciones por el blog y por la columna. Un abrazo.
.-RECIBA usted un respetuoso saludo de un guatemalteco comùn, y que se esfuerza por entender el sentido profundo de lo que usted escribe, le prometo en esta oportunidad que siempre que mi tiempo me lo permita leere cuidadosamente sus columnas para comentarlas.
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