lunes, 17 de diciembre de 2007

Algo de autoestima / Cambiando vidas

http://www.prensalibre.com/pl/2007/diciembre/18/190764.html

ALGO DE AUTOESTIMA

Este año que nos tocó tan duro con el asesinato de los diputados, la campaña electoral, los miedos, la inseguridad, la desigualdad, el racismo, más deportaciones... al final, parece terminar con una lucecita para la autoestima nacional.

Por primera vez desde hace casi 10 años, la tasa de asesinatos se redujo en 22 por ciento, según informó la Procuraduría de los Derechos Humanos. Estamos muy lejos de ser un país digno (14 asesinatos diarios), pero este año -con todo y campaña electoral, y tensiones, y quiebre de la institucionalidad de la Policía Nacional Civil- fue el menos violento desde el 2004, y se perdieron casi 800 vidas menos que el año pasado; eso es un alivio.

Una jueza, Telma Del Cid, ha sido más valiente que muchos de sus colegas, al confirmar que hay indicios graves de que el dizque diputado Manolo Castillo está involucrado en el asesinato de los diputados salvadoreños y su piloto.

Habrá que ver cómo actúa esa cortecita de Justicia que tenemos. Creo que el sistema de justicia debería reformarse con un principio de participación femenina; está comprobado que las juezas son más valientes, menos corruptas y más eficientes. Quizás así podríamos desenquistar al crimen organizado del Organismo Judicial.

Los líderes diputados al final sacaron la casta y se aprobó la Ley de Adopciones a pesar de la retórica de los ultras neoliberales y los sobornos de la mafia de abogados; ahora EE.UU. debería pedir un certificado a alguna asociación de víctimas para evitar que ninguno de los 3 500 niños en proceso de adopción sea robado o comprado. (En la columna pasada quise decir que el empresario Meany debería ser ministro de Agricultura, no de Arquitectura).

Hasta quedó campeón por segunda vez un equipo departamental en futbol y valieron más la garra y la mística que el dinero y la arrogancia de los rojos y cremas. Y el mundo contaminador se empezó a poner de acuerdo en un tratado contra el cambio climático en Bali. ¡Viva!

Falta mucho por hacer en nuestra Guatemala querida, pero dentro de 15 días podemos retomar fuerzas para seguir trabajando por un mejor país.


CAMBIANDO VIDAS

Juan es una estrella, con una energía imposible de no sentir o de cuantificar. Quería cambiar el país y lo hacía desde donde podía. Desde un abrazo de hermano, desde líder de su aula o del proyecto del seminario del Colegio Alemán con el objetivo de recaudar fondos para construir una escuela en El Mezquital en el año 2000.

De esos líderes que no sobran en el mundo, que no dicen “vayan” sino “vamos”, que dan el ejemplo con sencillez, amistad, carisma, humanidad, pasión, amor. Está en el cielo desde hace tres años, y sigue siendo una inspiración.

Nieto de un sanjuanero lustrador de zapatos que con trabajo se superó, e hijo de un hombre espectacular, Tulio, quien con trabajo ha convertido su empresa en estandarte nacional en exportación de no tradicionales hacia EE.UU. (preside de la Asociación Guatemalteca de Exportadores) y ha liderado la cooperativa Cuatro Pinos; Juan no podía ser sino una estrella.

Ahora, su familia ha creado una fundación para realizar los sueños de mi amigo Juan. Su primer proyecto fue un laboratorio de computación en Santiago Sacatepéquez que beneficia a 135 alumnos, en su mayoría mujeres.

Es sólo el primer paso de esta fundación recién nacida en julio y que tiene ya en la mira abrir en enero una clínica de Oftalmología en Uspantán, Quiché (junto a la Unidad Nacional de Oftalmología del Roosevelt), que en el futuro se convertirá en un hospital con costos simbólicos.

Trabajarán en proyectos de educación, salud y microcréditos.

Así que para dar un regalo de Navidad que no sea egoísta ni superficial, son bienvenidas las donaciones en la cuenta del Banco G&T a nombre de Fundación Juan Francisco García Comparini, cuenta 420000423-4, y en la 8a. calle 17-36 zona 15, colonia El Maestro (atrás de Canal 7); y para más información, se puede llamar a Vanessa García (5706-0378) o a Clara Barrios (5714-2900). ¡Feliz Navidad!

martes, 11 de diciembre de 2007

Dignidad / Borrando con el codo

http://www.prensalibre.com/pl/2007/diciembre/11/190114.html

(1) Dignidad (Ley de Adopciones en la última plenaria del cuatrienio)
Esta columna quiero dirigirla a los diputados que inciden en el Congreso, en esta legislatura de cuatro años que tiene hoy su último día. Son don Rubén Darío, don Oliverio, don Arístides, don Eduardo Meyer, don Mariano Rayo, don Jorge Méndez, doña Roxana, don Leonel Soto, doña Nineth, doña Zury. Quiero, como ciudadano, pedirles un poco de dignidad para nuestro país y para los niños de nuestro país. Solo ustedes pueden mover al pleno para que se apruebe la ley de adopciones.

Ustedes bien saben que muchos de sus colegas –y quizá alguno de los líderes parlamentarios– son sobornados sin descaro por la mafia de abogados y hoteleros que hacen su agosto con el tráfico de niños guatemaltecos.

¿Se dan cuenta de que el Congreso de la República se deja usar como alfombra de la mafia? ¿Que de cinco mil niños que nacen en este país cada año, uno de cada cien es exportado a EE. UU. sin ninguna garantía, y muchísimos son robados de sus madres?

Es cierto, en la mafia no solo hay diputados. Hay abogados, médicos, funcionarios, jóvenes, mujeres, casa cunas, diplomáticos, hoteleros, agentes de viajes… es un asco.

Pero no sean parte de esto, por favor. ¿Y si a sus madres les hubieran robado a alguno de sus hermanos? ¿Y si fueran un guatemalteco pobre y les robaran a uno de sus hijos o sobrinos? Se ha publicado suficiente evidencia sobre cómo funciona el juego.

Ustedes tienen una representación, pero es también un privilegio, una responsabilidad. Utilícenla para aprobar la ley de adopciones y hacer algo legítimo por los niños que nacen en esta tierra y para que sus madres tengan más garantías como ciudadanas guatemaltecas.

Esta será –si ustedes presionan y logran quórum– la última plenaria de la sexta legislatura democrática. ¿Quieren que la historia los recuerde como los que se intentaron indemnizar (ni siquiera lo lograron) o como los que aprobaron la ley de adopciones?

(2) Borrando con el codo (Del dicho al hecho con Colom)
Da discursos buenísimos sobre las necesidades de revertir la exclusión contra los indígenas y los pobres el presidente Colom, pero su estrellita legislativa, Manuel Baldizón, recorta dinero a Educación y a Fontierras.

Acusa, con razón, que muchos militares del conflicto armado están detrás de la mafia y el crimen organizado y que someterá al Ejército a los acuerdos de paz, pero al frente de la Secretaría de Análisis Estratégico y la Secretaría de Asuntos Administrativos y de Seguridad (que se la da al presidente), dos bastiones del poder civil, colocó ya a dos flamantes militares.

Anunció que separaba a César Emilio Fajardo mientras lo investigaba el Ministerio Público por la acusación de tener nexos con quienes atentaron contra José Carlos Marroquín. Ajá; mientras necesitó de Marroquín y Fajardo, no le restaba votos. Fajardo volvió a ser su mano derecha, al menos en la conferencia de prensa de hace una semana.

Y colocar a Eduardo Meyer –que no tiene ni remota capacidad de maniobra política ni carisma ni la ética necesarios– en la presidencia del Congreso, a cambio de apoyar la indemnización a los diputados y de ampliar la Junta Directiva (qué vergüenza) para que quepan todos los chiquitos... si así son las vísperas, se cumplirán todos los pronósticos de que su bancada se paseará en sus intenciones de cambio.

En el Gabinete no hay equidad de género ni de etnia, y parece, en discursos, dejarse mangonear por Joviel Acevedo, y me pregunto por qué no colocó a Carlos Meany –uno de los empresarios más progres del país– en Arquitectura y no en Energía, donde no tiene trayectoria pública.

Sí, fue electo sin muchas esperanzas de cambio; por su partido, por el escaso margen de maniobra desde el Gobierno y porque no prometió el oro y el moro.

Estaba dando señales esperanzadoras en giras, nombramientos y discursos y el gobierno Berger-Stein le está echando el hombro para una transición civilizada. Pero lo que escribe bien, no lo borre con el codo tan temprano.

martes, 4 de diciembre de 2007

No somos generationnext

http://www.prensalibre.com/pl/2007/diciembre/04/189507.html

Las reflexiones que acompañan el cumplir 25 años como guatemalteco en este planeta del año 2007 d. C. -y las indignaciones por la indemnización parlamentaria (que dudo que se quiten) y por el último lugar en el índice de desarrollo humano- me incitan a reivindicar a nuestra generación de jóvenes.

A ver, yo alcancé mi mayoría de edad digamos que el 14 de enero del año 2001, con 18 años, y a un mes de empezar a trabajar como aprendiz de reportero. Eran tiempos del inicio del FRG-portillismo, de la decepción porque la paz no rendía los frutos por el “desgobierno” y el “des-sistema”, por el crack del café, y cuando las mafias encontrarían la puerta abierta en el país.

Sólo he vivido el México del Partido Acción Nacional, de Vicente Fox y Felipe Calderón (cuya política estatal hacia Centroamérica es militarizar la frontera y criminalizarnos como ellos aborrecen que los criminalicen en EE.UU., para reafirmar su identidad de norteamericanos y no sucios latinos). Sólo he vivido el EE.UU. de W. Bush (no hace falta describir cómo se ha paseado en el mundo).

Son tiempos en los que los de la generación de mis padres (no quiere decir mis padres) fracasan en convencernos cuando nos dicen: “Ay, de patojo sos incendiario y, de viejo, apaga-fuegos”. Tenemos tanto acceso a la información que, si no nos convence lo que dicen, podemos googlearlo. Por primera vez en 50 años, una generación guatemalteca puede cuestionar el racismo y la desigualdad, sin que una parte de la población le diga comunista y lo haga merecedor de la cárcel, el exilio o la muerte.

Tiempos lejanos de Guerra Fría y la etapa de yihad islámica, que llegó hasta Nueva York, y la invasión a Irak y esa matansinga como las de África y Colombia o las urbes tercermundistas. Tiempos en que el Consenso de Washington (de liberar las economías latinoamericanas) es un fracaso admitido por casi todos los neoliberales, a excepción de nuestros paladines guatemaltecos. Son tiempos en los que el Big Brother y el Latin American Idol son los referentes de éxito. En los que se hacen hits musicales de ring-tones, en los que YouTube, MSN, Hi5 o Facebook son mucho más parte de la identidad urbana que la marimba, casi que de ir a misa o almorzar en casa.

Creo que los viejos (sí, 40 años, viejos) no se dan cuenta de que somos menos manipulables, de que somos un poquito más ciudadanos del mundo gracias a la universalización de la información con los cibercafés. Que podemos tener juicios críticos. Por ejemplo, no nos basta con que nos digan que Hugo Chávez es el demonio y que por un misterio indescifrable ha ganado como seis elecciones democráticas. Es un fascista, pero ha ganado por políticas sociales para los pobres que antes los otros gobiernos no hacían. Entonces, a Chávez tienen que vencerlo los venezolanos con opciones políticas que redistribuyan los excesos que deja el petróleo, pero sin convertir al países en un Estado monopersonal, sino en una república democrática. ¡Y qué bueno que perdió el domingo!

Mi generación votó contra Efraín Ríos Montt en el 2003 y contra Otto Pérez Molina en el 2007. Y espera que Álvaro Colom no sea sólo “el presidente de los pobres”, sino que empiece a convertir a Guatemala en un país viable y más digno, en donde uno de cada 10 guatemaltecos no tenga que irse al Norte para poder comer dignamente.

En fin, desde esta tribuna quiero recordarles a los viejos que tienen el poder político, económico y cultural -los que nacieron en la década de 1950, guatemaltecos, fueron jóvenes durante el peor período de la historia nacional (el quinquenio negro de 1978 al 83), y que ahora se debaten entre el conservadurismo neoliberal y una “socialdemocracia” conservadora-, quiero recordarles que nos dejan un país que no nos gusta, que es inhabitable. Que el país está mejor que el que recibieron, pero que es una vergüenza latinoamericana y mundial, el más desigual, el más racista del continente, con los peores índices de desarrollo humano.

Quizás ustedes deberían pensar de nuevo si no se convirtieron en apaga-fuegos demasiado temprano, quizás allá por sus 25 años. Espero que no los imitemos y que nuestros hijos, dentro de 25 ó 30 años, puedan escribir algo distinto en estas u otras tribunas.