martes, 11 de diciembre de 2007

Dignidad / Borrando con el codo

http://www.prensalibre.com/pl/2007/diciembre/11/190114.html

(1) Dignidad (Ley de Adopciones en la última plenaria del cuatrienio)
Esta columna quiero dirigirla a los diputados que inciden en el Congreso, en esta legislatura de cuatro años que tiene hoy su último día. Son don Rubén Darío, don Oliverio, don Arístides, don Eduardo Meyer, don Mariano Rayo, don Jorge Méndez, doña Roxana, don Leonel Soto, doña Nineth, doña Zury. Quiero, como ciudadano, pedirles un poco de dignidad para nuestro país y para los niños de nuestro país. Solo ustedes pueden mover al pleno para que se apruebe la ley de adopciones.

Ustedes bien saben que muchos de sus colegas –y quizá alguno de los líderes parlamentarios– son sobornados sin descaro por la mafia de abogados y hoteleros que hacen su agosto con el tráfico de niños guatemaltecos.

¿Se dan cuenta de que el Congreso de la República se deja usar como alfombra de la mafia? ¿Que de cinco mil niños que nacen en este país cada año, uno de cada cien es exportado a EE. UU. sin ninguna garantía, y muchísimos son robados de sus madres?

Es cierto, en la mafia no solo hay diputados. Hay abogados, médicos, funcionarios, jóvenes, mujeres, casa cunas, diplomáticos, hoteleros, agentes de viajes… es un asco.

Pero no sean parte de esto, por favor. ¿Y si a sus madres les hubieran robado a alguno de sus hermanos? ¿Y si fueran un guatemalteco pobre y les robaran a uno de sus hijos o sobrinos? Se ha publicado suficiente evidencia sobre cómo funciona el juego.

Ustedes tienen una representación, pero es también un privilegio, una responsabilidad. Utilícenla para aprobar la ley de adopciones y hacer algo legítimo por los niños que nacen en esta tierra y para que sus madres tengan más garantías como ciudadanas guatemaltecas.

Esta será –si ustedes presionan y logran quórum– la última plenaria de la sexta legislatura democrática. ¿Quieren que la historia los recuerde como los que se intentaron indemnizar (ni siquiera lo lograron) o como los que aprobaron la ley de adopciones?

(2) Borrando con el codo (Del dicho al hecho con Colom)
Da discursos buenísimos sobre las necesidades de revertir la exclusión contra los indígenas y los pobres el presidente Colom, pero su estrellita legislativa, Manuel Baldizón, recorta dinero a Educación y a Fontierras.

Acusa, con razón, que muchos militares del conflicto armado están detrás de la mafia y el crimen organizado y que someterá al Ejército a los acuerdos de paz, pero al frente de la Secretaría de Análisis Estratégico y la Secretaría de Asuntos Administrativos y de Seguridad (que se la da al presidente), dos bastiones del poder civil, colocó ya a dos flamantes militares.

Anunció que separaba a César Emilio Fajardo mientras lo investigaba el Ministerio Público por la acusación de tener nexos con quienes atentaron contra José Carlos Marroquín. Ajá; mientras necesitó de Marroquín y Fajardo, no le restaba votos. Fajardo volvió a ser su mano derecha, al menos en la conferencia de prensa de hace una semana.

Y colocar a Eduardo Meyer –que no tiene ni remota capacidad de maniobra política ni carisma ni la ética necesarios– en la presidencia del Congreso, a cambio de apoyar la indemnización a los diputados y de ampliar la Junta Directiva (qué vergüenza) para que quepan todos los chiquitos... si así son las vísperas, se cumplirán todos los pronósticos de que su bancada se paseará en sus intenciones de cambio.

En el Gabinete no hay equidad de género ni de etnia, y parece, en discursos, dejarse mangonear por Joviel Acevedo, y me pregunto por qué no colocó a Carlos Meany –uno de los empresarios más progres del país– en Arquitectura y no en Energía, donde no tiene trayectoria pública.

Sí, fue electo sin muchas esperanzas de cambio; por su partido, por el escaso margen de maniobra desde el Gobierno y porque no prometió el oro y el moro.

Estaba dando señales esperanzadoras en giras, nombramientos y discursos y el gobierno Berger-Stein le está echando el hombro para una transición civilizada. Pero lo que escribe bien, no lo borre con el codo tan temprano.

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