Abrir un periódico de junio del 2008 de Guatemala es engañador. Uno podría cubrir la esquina de la fecha y no saber si es de hace cuatro años, o tres, o seis. Mismo guión, distintos o mismos actores. Escándalos de corrupción en el Congreso, egoísmos, crisis económica, violencia…
Pero eso podría decirse de muchas democracias latinoamericanas. Acá, lo impresionante es que el guión es casi el mismo, diálogo por diálogo. A ver, el partido oficial (antes Gana y ahora UNE) resquebrajándose por “liderazgos internos”, antes Pérez Molina y ahora Baldizón. El ex partido oficial (antes FRG y ahora Gana) resquebrajado entre quienes hicieron gobierno y quienes hicieron congreso y bancadas bisagra, antes integracionista y ahora Guatemala. La cuarta fuerza política presidiendo el Congreso (antes PAN y ahora FRG). El candidato presidencial que perdió la segunda vuelta, envuelto en un escándalo financiero, denunciado por el Gobierno (antes Colom con Abadío, ahora Pérez Molina con el Congreso). El presidente (antes Berger y ahora Colom) cambiando de opinión cada martes. El Gobierno, proponiendo una reforma fiscal —que es necesaria—, y parte de la élite empresarial y parte de los formadores de opinión con la misma campaña basura de “no más impuestos”, como si viviéramos en un Estado de bienestar europeo. Crisis económica y de seguridad, discusión superficial de los problemas, y la selección de futbol camino al Mundial, como única esperanza.
¿Y si cambiamos de guión? ¿Y si esta vez sí hacemos una reforma fiscal y no la rechazamos de plano? El ministro Fuentes Knight es uno de los guatemaltecos que mejor conoce el tema, y su propuesta no solo es moderada, sino coherente. Los “expertos” se escandalizan porque dicen que es un engaño, porque al final hay que pagar más impuestos. ¡Obvio! Si es una reforma tributaria (decente) será para recolectar más impuestos y que los que no paguen dejen de evadir, que los que tienen más paguen más, pero que todos aportemos. Somos el hazmerreír internacional, con ese 11 por ciento de recaudación respecto del tamaño de la economía. Y culpamos al Estado por todo.
¿Y si transparentamos la política y la economía? Estos escándalos de los ex presidentes del Congreso, Meyer y Morales, y el ex presidenciable Pérez Molina pueden ser un acicate para lograr cambios, y no solo para tirarnos lodo. El Congreso puede lavarse la cara con una ley de acceso a la información y otra contra el enriquecimiento ilícito que transparente la política y la economía (privada) de este país. Pérez Molina debe rendir cuentas por ese señalamiento (lo debió haber empezado ayer), y sería una oportunidad para que elimine su secreto bancario y muestre quiénes le dieron dinero para la campaña. El que nada debe…
Y para dinamizar un poco la economía y la diplomacia, el vicepresidente Espada y el canciller Rodas podrían anotarse un golazo, si preparan desde ya la apertura de relaciones diplomáticas con China, para anunciarla en el viaje a Pekín, por las Olimpiadas, o un par de semanas antes. No tiene sentido seguir con la diplomacia del dólar taiwanesa, y podría negociarse inversión directa de China, este año, en Guatemala. Con las pláticas directas China-Taiwán y China-Tíbet, y los desprecios de occidente a China, el incentivo para este país, de “ganarse a un aliado de Taiwán”, antes de las olimpiadas, puede ser un buen punto a nuestro favor.
O bien podemos seguir con el mismo guión aburrido y dejar vacía la sala del teatro.
martinpellecer@gmail.com
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
De veras que recordando un poco, es algo parecido a "Volver al Futuro", estamos igual que en 2004 solo que distinta gente tiene el poder. Hasta por lo del Mundial estamos igual.
Que casualidad que cuando se pone seria la discusion del Paquete Fiscal, estallan escandalos de corrupcion... que desacreditan toda reforma tributaria.
Publicar un comentario