lunes, 30 de marzo de 2009

76. Fuerza para el PDH tras bombazos

Bombazos

El secuestro de Gladys Monterroso, madre de las hijas del procurador Sergio Morales y secretaria de Encuentro por Guatemala, tras el informe sobre el Archivo sobre desapariciones de la Policía Nacional; la psicosis provocada por expertos en asustar a la ciudadanía el día que se empezaría a aprobar la ley de armas –que busca poner un alto a los que lucran con la muerte-; la liberación de militares corruptos como el hijo de Ríos Montt. Tres bombas en tres días negros que son el colofón de treinta años negros de Guatemala.

Nuestros padres y tíos siempre hablaban de cómo en Ciudad de Guatemala se podía salir por la noche, ir en camioneta sin tener miedo, vivir con los atardeceres de volcanes y jacarandas en flor. Quisiera poder tener algún recuerdo de eso, pero nací unos años después de que todo empezara a joderse.

Terremoto de 1976, migraciones a la capital, marginación, desigualdad; ningún derecho para trabajadores en la ciudad o el campo, demanda de democracia y el inicio de los años negros. En 1978, con la masacre de Panzós y el asesinato de estudiante Oliverio Castañeda, empezó un ciclo de 7 años infaustos en el que el Estado reprimió a sus ciudadanos, con la excusa de que eran comunistas. Sí, habían muchos en armas por la imposibilidad de conseguir cambios por la vía democrática y había una guerra interna, pero muchos con los que se ensañó el Estado eran guatemaltecos pacíficos que sólo querían lo que muchos queremos ahora: un país más decente, democrático, más justo, que se logra por la vía política, de los votos; o sólo vivir en paz.

Desde ese 1978 empezaron a masacrar, torturar y asesinar. 200 mil guatemaltecos, en especial campesinos indígenas, fueron asesinados por la mínima posibilidad de simpatizar por la guerrilla o por cuestionar la injusticia y el racismo; ser indígena en este país no daba para ese lujo y el exterminio era la respuesta. Y desaparecieron a 50 mil guatemaltecos; en especial estudiantes, políticos, sindicalistas, periodistas, profesores… Construyeron desde ese año esta cultura de muerte que 30 años después se transformó en adolescentes que matan a su profesor en una cárcel, sicarios, narcos, esa cultura que tenemos que enterrar con lucidez y fuerza.

No es que les hayamos ganado del todo después de 30 años. Pero logramos democracia, logramos los Acuerdos de Paz gracias a militares y civiles valientes, logramos la recuperación de la Memoria Histórica, algunos poquísimos juicios a los responsables (podemos seguir con Ríos Montt), se empieza a dar resarcimiento a viudas, el Gobierno prometió buscar los archivos de las masacres, y podemos evidenciar gracias a la PDH la asquerosa planificación torturadores y encargados de desaparecer a soñadores como Fernando García.

Ya quisieran los norcoreanos, los sudaneses o los iraníes poder decir en el año 2039 que se libraron de los regímenes autoritarios que tienen hoy y sus herencias, como –mal que bien- estamos haciendo nosotros. En Guatemala los militares que nos gobernaron ya no tienen el poder político. Ya no tienen la conciencia tranquila. Tienen que estar huyendo de nuestro frágil sistema de justicia. Tienen que poner tres bombas en tres días porque saben que podemos enfrentar sus espacios en la sombra.

Las lágrimas de rabia de Sergio Morales, las de frustración de las esposas de los pilotos asesinados el martes pasado, esas lágrimas las sentimos todos. No podemos tirar la toalla cuando podemos empezar a ver la orilla. El que no se sienta capaz (ojo funcionarios), que renuncie y pase la estafeta. Y fuerza Procurador, fiscales, jueces, policías. Muchos ciudadanos agradecemos que personas como ustedes hayan nacido en Guatemala.

Wachik’aj 76.

PS. ¿Y si para honrar a los valientes le ponemos Aeropuerto Internacional Manuel Colom Argueta?


martinpellecer@gmail.com

2 comentarios:

Juan Pensamiento dijo...

Justo hoy me preguntaba si después de todo esto que pasó la semana anterior, en tu columna de esta semana te permitirías ser pesimista, quejumbroso, alegón...y me da mucho, muchísimo gusto que no fuera así. Leyendo esto hoy lunes - que supongo es lo que publicarán mañana - otra vez aprendo y entiendo cómo darle un enfoque positivo a todo. No sé si lo hacés automáticamente o debés esforzarte para encontrarle el lado bueno a todo esto que nos pasa en Guate. Sea una u otra, mis repetidas felicitaciones y agradecimientos para vos. Por cierto, hoy en Prensa Libre salió una entrevista a Ayau sobre Pro Reforma...si no la viste, vela. Tal vez podemos comentar.

Figueroa dijo...

Estimado Periodista:
Todo esto parece un juego de quien se cansa primero, si las autoridades (que no las veo por ningun lado) dan su brazo a torcer o si los criminales siguen terminando con vidas inocentes y secuestrando gente solo para gritarle al gobierno: "tenemos el control, manejamos el pais y aqui ustedes salen sobrando".

Ya no se sabe si creerle a los jueces o al ministro de gobernacion... Es intolerable que en un par de horas dejen libre a tanto mafioso.

Y si, recuerdo las historias de la Guatemala de antes, contadas por mis abuelos y mi Padre, se podia salir a la calle sin desconfianza alguna, pero ahora la gente tiene que colocar candados adentro de sus puertas y aun asi no se sienten seguros, ahora todo está fregado.

La semana pasada me sentí muy triste al enterarme de tanta tragedia. Al menos entidades internacionales se han solidarizado con el Procurador Sergio Morales.

La idea del nombre del aeropuerto valdria la pena, con solo que no se le ocurra a nadie ponerle Alvaro Colom a cualquier monumento que se les atraviese en el camino... eso seria lo ultimo!

Un gran temazo Martin, te felicito porque vale la pena todo lo que tu escribes. Feliz dia.

RosaFigueroa
rosamariafiguerr@gmail.com