Jóvenes, desaparecidos y Franja del Norte
Rehacer el país
Dentro del polvorín de país que tenemos –y nuestra forma de verlo que lo hace todo más enredado y pesimista-, hay dos luces que nos empeñamos en no ver pero que dan campo para una ilusión o al menos un respiro. Hay una tercera que depende de una firma del presidente Colom.
La primera es saber que hay jóvenes que están conscientes de su responsabilidad de ejercer su ciudadanía, hacer política y limpiar/construir el Estado de Guatemala y levantar el país (y convertirlo en uno decente). Jóvenes que no sólo platican de que “hay que cambiar el país y quiero ser presidente” sino que trabajan y lideran desde partidos políticos, desde asociaciones, desde oenegés, desde cualquier campo para cambiar la vida de sus conciudadanos. El desayuno que organizó Prensa Libre lo muestra.
La segunda es una encuesta del Equipo de Estudios Comunitarios y Acción Psicosocial sobre el conocimiento de los ciudadanos sobre el conflicto armado y los desaparecidos. Las preguntas son quizás demasiado básicas, pero dan muchas luces. 94 por ciento sabe que hubo desaparecidos; 85 por ciento, que cementerios clandestinos, pero, más importante aún, el 89 por ciento respondió que los familiares de las víctimas tienen derecho al resarcimiento y al reconocimiento –contrario a la voz cantante de los radicales con micrófonos de nuestro país-, y exigen al Gobierno actuar en el tema.
A esto se suma la iniciativa de la Fundación de Antropología Forense de buscar la identidad de los muertos XX del cementerio La Verbena con un poco de saliva de familiares para identificar el ADN. La encuesta anterior mostraba que 10 por ciento de los guatemaltecos tiene algún familiar desaparecido. Y la Fundación pide una ley para tomar muestras de las morgues. La “aplanadora de la UNE”, tan progre que se dice ella, puede ponerse a trabajar en esta ley, que no sólo resarcirá a las memorias y familias de desaparecidos, sino que puede ayudar a encontrar a tantos asesinados no reconocidos víctimas de la violencia actual.
Esto porque el país se construye desde los cimientos, desde el pasado. Lo hemos malconstruido durante décadas. Y tenemos que reconstruir nuestro pasado y al mismo tiempo el futuro y el presente. Y una de las decisiones más importantes para el presente y futuro del Estado en el actual gobierno es la Franja Transversal del Norte (FTN), que está pendiente de publicación o veto del presidente Colom.
Es una carretera clave para desarrollar la parte más pobre del país, pero no caigamos en el juego de “la obra más cara es la que no se hace” que vende parte de la oposición en el Congreso –casualmente la bancada Guatemala que estuvo a la cabeza del corrupto ministro de Comunicaciones del anterior Gobierno-. Solel Boneh, la principal constructora del Estado, ha ganado los concursos con métodos poco ortodoxos, como invitar a uno de los ex ministros de Comunicaciones y su esposa a un viajecito a París e Israel y luego ganar la FTN prometiendo a los diputados que habría dulces para repartir entre todos.
Los mismos estudios técnicos del Gobierno muestran que los términos del contrato son leoninos y muy perjudiciales para el país. Ojalá que el presidente Colom prefiera respirar profundo y vetar la ley que pasar a la historia como otro presidente que apaña el saqueo del país.
martinpellecer@gmail.com
miércoles, 19 de agosto de 2009
95. Rehacer el país
Etiquetas:
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