lunes, 22 de octubre de 2007

¿Es Guatemala el problema y Centroamérica la solución?

http://www.prensalibre.com/pl/2007/octubre/23/185768.html

Creo que perdí la cuenta y no sé si son 14,321 ó 14,342 las veces que en este decenio se ha inaugurado la apertura de aduanas entre Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua. Olvidé las cantidad de firmas de acuerdos en los que pareciéramos hasta regocijarnos de la ausencia de Costa Rica.

Desde los acuerdos de Esquipulas en los 80, en los que Guatemala lideró junto a Costa Rica los esfuerzos de paz en Centroamérica, hemos olvidado esta asociación estratégica. Todas las integraciones necesitan de ejes entre los países con mayor peso económico y político: Alemania y Francia se asociaron para liderar la construcción de Europa, Brasil y Argentina lo intentan en el Sur o Tailandia e Indonesia en el Sureste asiático.

Especialmente durante los últimos 10 años, políticos, empresarios y periodistas (me incluyo entre ellos) hemos creído ciegamente que para construir Centroamérica tenemos que fortalecer el eje Guatemala-El Salvador. El avance: visa única para el CA-4, pero los CA-4 sumamos 4.5 millones de turistas al año y Costa Rica sola recibe a casi 2 millones.

Guatemala tiene que dejar de pensar en El Salvador como el aliado para la integración y voltear a ver hacia Costa Rica; sí, la “arrogante”, “separatista” y envidiable Costa Rica. Los gobiernos salvadoreños de ARENA se llenan de palabrerío, pero en la mesa los presidentes están atados y don Tony Saca siempre tiene que consultar con su CACIF cada palabra que firmará. Esto junto a sus discursos anti-guatematecos. Una asociación Guatemala-Costa Rica para la región sería tonta de rechazar para el resto.

Centroamérica necesita de su democracia “bonita” tica y de su economía grande guatemalteca (somos la novena economía latinoamericana) para construirse. Si no, es como que Alemania se hubiera enfocado en Holanda para construir Europa y obviado a Francia. Claro, seguiremos lejos de poder traducir esa economía “poderosa” en más peso político mientras nuestra carga fiscal siga siendo la más baja de América Latina –11 por ciento respecto al tamaño de la economía- y esto mantenga debilísimo al gobierno guatemalteco en su propio territorio. Esto lo sabe Costa Rica.

Guatemala tiene que ganarse de nuevo a punta de financiamiento e inteligencia el liderazgo centroamericano. Aunque tenemos que solucionar mil problemas internos, podríamos aprender de la propuesta exitosísima de José Ortega y Gasset: “España es el problema y Europa, la solución”. ¿Son quizás Guatemala, Honduras o Nicaragua el problema y Centroamérica la solución?

Claro, primero debemos convencernos nosotros de para qué queremos construir Centroamérica. Primer punto, la sinergia económica. Separados somos un fracaso económico y social, y juntas, Guatemala, Costa Rica, El Salvador, Panamá, Honduras y Nicaragua sumamos 38 millones de personas, y si agregamos a República Dominicana, 47 millones; un espacio económico que sería superado sólo por México y Brasil en América Latina. ¿Se imaginan lo que esto significaría para los productos guatemaltecos? Y unidos políticamente se escucharía cada vez que somatamos la mesa en el continente.

La identidad centroamericana es geográfica y romántica. Pero la riqueza cultural que tenemos, de latinos (no ladinos), mestizos, mayas, garífunas, caribeños y occidentales no la tiene nadie en este planeta. Construir en este pedacito del mundo un espacio de libertades, desarrollo y armonía entre culturas distintas puede ser una meta fascinante.

El secretario iberoamericano Enrique Iglesias recordaba en una reunión de intelectuales en Madrid el “ADN integracionista” de la región: “En los años 50 (con la Revolución de Octubre), Centroamérica fue la primera en plantear la integración regional en la CEPAL; en los años 80, a pesar de las brutales guerras, acudieron al espíritu regional para firmar las paces; y ahora, en este siglo, con la apertura hacia fuera (TLC con EEUU y acuerdo con la UE), tienen una nueva oportunidad para integrarse”.

Sí, estamos en un momento clave tras 10 años de paz regional y no ser más una amenaza para el mundo: podríamos, callada la boca, trabajar para unirnos y vivir mejor.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Me encanto tu articulo Martin!!! Comparto tu punto de vista... ojala tu columna le cale a mas personas!!! Un fuerte abrazo!

Maria dijo...

He-Heey! Un federalista!! :P

Siempre me ha parecido fascinante la idea de una unión en el istmo -política, claro-, pero me parece muy difícil ahora que Nicaragua y Honduras se han adherido al ALBA. Creés que podríamos afianzarnos bajo una misma bandera a pesar de todo? O, visto desde otra perspectiva, es posible lograr una unión política sin un enfrentamiento bélico?

Admiro el dominio que tienes del tema y me parece muuuy interesante tu punto acerca de afianzar la unión regional con la unión Guatemala-Costa Rica. En realidad, nunca lo había pensado así :)