En la revista The Economist de hace dos semanas, la sección de América Latina dedicó una de sus cinco páginas a nuestro país y a la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig). El artículo, titulado “Una prueba de voluntad”, explicaba cómo la mafia había descubierto que una manera “fácil” de desestabilizar a la Nación era asesinar a pilotos del transporte urbano; así como en Sao Paulo, Brasil, la mafia local había descubierto que el modo era explotarlos a control remoto desde las cárceles, o en México lo era corrompiendo estados. Después explicaba la titánica tarea de la Cicig y de Carlos Castresana, y tenía esta conclusión: más que la penosa situación de los 26 mil policías (mal pagados y mal equipados) en el país, lo que faltaba era voluntad. Aun así, la Cicig podía ser un ejemplo para el mundo sobre cómo rescatar sistemas rotos de justicia en países que intentan reconstruirse tras guerras civiles.
Ser una nación en posguerra, amenazada por las mafias y el narcotráfico en el intento de construir un Estado, no es una exclusividad guatemalteca. América Latina, África y Asia los cuentan por decenas. Que nosotros —guatemaltecos— hayamos pensado en una idea como esta Comisión Internacional, que nos hayan apoyado desde la Organización de las Naciones Unidas, que nos la hayan financiado y que los preocupados por buscar soluciones nos hayamos impuesto a los soberanistas (quienes se oponían porque decían que violaba la soberanía), nos debería tener con la frente en alto.
Si la Cicig logra resolver unos tres casos paradigmáticos contra las mafias y muestra que el sistema de justicia guatemalteco puede funcionar, y traslada la experiencia al Ministerio Público, habrá cumplido su labor. Y, además, seremos un modelo para el mundo.
MÁS QUE SOLO UNA declaración de buenas intenciones, el primer viaje presidencial a Brasil es el mensaje indicado para mandar a América Latina y Occidente. Brasil es el país exacto que escoger si queremos tener un nuevo amigo grande en política exterior.
Con problemas similares a los nuestros, independencia energética y política, con aspiraciones a formar parte en el futuro del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y a “aumentar su influencia en el mundo”, y con ese peso económico (será la sexta economía del mundo este año), Brasilia es ya el contrapeso de Washington en el continente americano.
A diferencia de la agenda estadounidense de “libre comercio” y lucha contra el narcotráfico, la agenda con Brasil podría bien ser energética, cultural y de políticas sociales, en las que los brasileños tienen muchas experiencias exitosas.
Nuestra voz en el mundo, más que a través de Washington, puede estar mejor representada desde la voz de América Latina, y para eso tenemos que asirnos más de ese “hermano grande”, que nos mira mucho más horizontalmente.
Podría pensarse que México —que en otras épocas tanto ayudó a exiliados, refugiados y al proceso de paz— debería ser nuestra alternativa natural, pero su dependencia económica y política de EE. UU., el trato asqueroso que dan a nuestros compatriotas que emigran rumbo al norte y cómo han limitado su agenda para Centroamérica a cuidar la frontera, nos hacen pensar en otras latitudes, como Brasil; será un éxito del canciller Haroldo Rodas.
MAÑANA se llevará a cabo la segunda versión del Encuentro Nacional por la Primera Infancia, patrocinado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, a fin de elaborar una política nacional en la materia. Sería sensato que los actores políticos se empapen y aporten.
martinguatemala.blogspot.com
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2 comentarios:
Muy interesante esta alternativa y lo que puede significar. No hay duda que ya no podemos esperar nada del Mexico actual y con errores y viajes lujosos, pues el mismo gobierno de Colom esta a favor, sino de Petrocaribe, al menos de una cierta alianza cooperativa con Brasil.
Una alianza con Brasil suena interesante y haria a Guatemala un pais desmarcado del proUSA El Salvador y el circo Nicaragua provenezolana. Sin ilusiones de mas sino con pragmatismo se debe ver que ventajas se pueden obtener. Sobre todo me interesa la moralidad brasileña, hace unos dias Leonardo Boff dijo que ya no se acuestan a dormir niños con hambre en Brasil. Todos tienen comida, en base a los programas tan difamados de reparticion.
Y resulta que seran la 6ta economia? increible.
Saludos.
Meu querido, como brasileira, agradeço suas considerações. E espero que você não esteja nos superestimando... Seria melhor pra todos!
Te amo, e muito, e sempre,
Deine Rob.
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