http://www.prensalibre.com/pl/2008/abril/29/233715.html
LA FOTO PARECÍA una caricatura, y de las malas. Una turba de policías municipales de Tránsito (PMT), con uniformes, insignias, cascos, las carotas destapadas sin ninguna vergüenza, a plena luz, apaleando a agentes de la Policía Nacional Civil (PNC) que habían detenido a un agente de la Policía Municipal de Tránsito por atropellar a un ciudadano.
“Es que se lo querían llevar contra su voluntad”, tuvo la desfachatez de argumentar Amílcar Montejo, vocero de la PMT. ¿Creen que somos tan estúpidos e indiferentes? Intento utilizar todo lo que tengo en la cabeza, todo el razonamiento abstracto que aprendí en matemáticas, algún diccionario… ¿qué les pasa por la cabeza a estos agentes de Tránsito? ¿Qué le pasa por la cabeza al vocero de Arzú? ¿Qué le pasa por la cabeza a Arzú? ¿Qué ciudad quieren heredar?
Hace años, cuando me pusieron mi primera multa de tránsito por meterme contra la vía, cuando miraba que les ponían multas a los irresponsables que no se ponían cinturón de seguridad (porque después la comunidad desperdicia recursos en ellos, al tener que activar el sistema de ambulancia, médicos…), cuando no escuchaba nunca una historia de mordidas a estos agentes, cuando les fueron a poner cepo a los carros de los diputados e incluso le pusieron cepo al director de la PMT por haberse estacionado mal, para poner un cepo… era casi un orgullo capitalino la PMT.
El tiempo pasó y el unionismo arzuísta se fue volviendo menos institucional y más cavernícola. Supongo que los PMT pensaron que si a su jefe máximo no le pasaba ley por encima, no les podría exigir lo mismo. Si su jefe era un prepotente, ellos también podían serlo. Si su jefe no tiene oposición política, ellos tampoco. Y si puede tener una oficina de espionaje, ¿por qué no un cuerpo policial que haga lo que le da la gana?
Como ciudadano, esperaría que al menos el jefe de la PMT facilitase los datos de los tumultuosos, para que la PNC y el Organismo Judicial actúen. Esperaría que el fiscal general asigne a un fiscal chispudo para llevar este caso y rescatar dignidad ciudadana. A ver si el presidente Colom lo deja.
OTRO QUE HIZO gala de la lógica fue del presidente. “La Secretaría de Asuntos Administrativos y de Seguridad (SAAS) es para darle seguridad al presidente y su familia, no para proteger a ciudadanos particulares”, argumentaron, para quitarle la seguridad a Helen Mack. Chulos. ¿Y la orden de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de garantizarle la seguridad, porque es una valiente que ha desafiado a la impunidad de nuestro sistema? Bien, gracias.
Si quieren ahorrar policías, ¿por qué no dejan de usarlos para cuidar embajadas que pagan seguridad privada o para mandar recados del sistema judicial? Si quieren ahorrar agentes de la SAAS, ¿por qué no quitar algunos que tienen como deporte golpear a periodistas? Si quieren ahorrar plata, ¿por qué no se va el presidente en un avión comercial a Brasil y de paso deja de eclipsar con nimiedades viajes importantes?
Cuando el ex presidente Berger metía la pata, a muchos nos quedaba el consuelo que Stein podría hacerlo recapacitar. Con el presidente Colom creíamos que al menos no iba a cometer gazapos cada dos por tres.
Después de que el Estado fuera la amenaza mayor para los ciudadanos (décadas de 1970-1980), su ausencia ahora nos dejó desprotegidos. Así, Guatemala no es un Estado fallido. Es un Estado autoritario derrotado, en un país que intenta construir un Estado democrático; construyámoslo. De estas dos vergüenzas podemos sacar algo bueno. Los cinco PNC que intentaron cumplir con su labor abonaron en recuperar un granito de arena de confianza ciudadana, y ahora le toca al sistema judicial. ¿Algún asesor podría asesorar a Colom?
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