lunes, 29 de diciembre de 2008

63. Barbarie israelí en Gaza versión 2008

Protestar en palabras sinceras que no sean soeces ni desesperadas por la masacre que Israel empezó hace tres días en Palestina (Gaza) no es fácil. Más aún después de las bombas en la Universidad, en un hospital y campos de refugiados, además de los objetivos militares. 300 muertos en 3 días y mientras usted lee estas líneas es probable que haya empezado una invasión terrestre y una tercera Intifada.

El conflicto es imposible de simplificar. A ver. Tras el Holocausto contra los judíos por parte de los nazis y la indiferencia del resto de europeos, Occidente se sintió tan mal que apoyó una idea de algunos judíos de dar los territorios palestinos a los judíos para hacer un Estado. “Así los occidentales se librarían de tener judíos en sus países”. Y no lo digo yo, lo predijo Edwin Montago, judío secretario de Estado inglés en 1917.

En una comparación estúpida, es como si los latinoamericanos católicos decidieran sacar a los evangélicos de sus países y darles un territorio para que tuvieran un Estado y así se pudieran deshacer de ellos. Así, en una votación en la ONU se decidió que habría un Estado de Israel en territorios palestinos, pueblo que fue de 1917 hasta 1947 colonia británica. Lo justo sería que israelíes y palestinos tengan cada uno un Estado. Los árabes se opusieron y empezaron a luchar contra Israel, que prácticamente “limpió” de palestinos a esas tierras. Y “limpiar” ahí no es metáfora. Además ocuparon territorios más allá de las fronteras de 1967. Desde hace 60 años los dos bandos han creído que con ojo por ojo lograrían la paz… ahora ambos están ciegos, pero más aún Israel, el fuerte, respaldado por EEUU.

En los territorios palestinos, donde no hay Estado, los palestinos no tienen ciudadanía y son realmente tratados como porquería en el mundo, hay dos fuerzas político-militares. Al Fatah, moderada, y Hamás, radical islamista. EEUU presionó a Hamás para que compitiera en elecciones contra Fatah para el “gobierno” de la “Autoridad” “Nacional” Palestina. Aceptaron y perdieron siempre, hasta 2005, cuando ganaron democráticamente. Israel y Occidente los bloquearon desde el primer día y los radicalizaron aún más.

Israel se dio cuenta que a pesar de los bombardeos selectivos no podría detener los cohetes artesanales –poco efectivos- que les tira Hamás y ambos acordaron una dizque tregua de 6 meses. En ese tiempo Israel preparó meticulosamente este largo y denso ataque (lo dice el periódico The Guardian) para “ahogar a Hamás”. Es un ataque electoral porque el ministro de Defensa y la canciller judíos son candidatos “presidenciales” en febrero contra el extremista de la oposición y ninguno quiere aparecer como suave. Además, quieren enviarle un mensaje a Obama, que toma posesión el 20 con esta prueba de fuego. Israel también logra distraer la atención del mundo contra Irán, su verdadera amenaza. Y por una invasión que no les hará salir victoriosos. Hace falta ser... indescriptibles.

Si alguno cree que el motivo de Israel asegurar la paz, que me explique en qué minúsculo cerebro cabe la idea que con bombas lograrán que los palestinos los quieran. Llevan 60 años y no aprenden que las invasiones y ocupaciones no garantizan su seguridad.

El mundo (¿tenemos canciller?) y en especial Occidente puede presionar a los árabes para que no financien a Hamás y lo obliguen a negociar la paz. Y podría también empezar a sancionar comercialmente a Israel hasta que muestre que le interesa una paz justa, que no sea a bombazos. Sí, una paz, por más tonta que suene un día como hoy.

martinpellecer@gmail.com

martes, 23 de diciembre de 2008

62. Ciudadanos salvadores

Después de leer los periódicos durante todos los días del año, una de las preguntas que uno se hace es “¿cómo no se derrumba este país que se llama Guatemala?”. Si acá pasa lo peor que puede suceder en el mundo, y cuando no es así, nos lo imaginamos. La respuesta que adivino, sobre por qué no se cae nuestro país, es por los guatemaltecos ciudadanos.

Leía hace una semana un artículo de una filósofa, Amelia Valcárcel, que me recordó que lo más valioso de la sociedad “son personas de las que nada hace sospechar que guarden dentro de sí enormes cantidades de valor. Y la sorpresa estalla cuando el foco de luz se fija en alguna de esas calladas personas. Han estado fuera de la vista pública y es como si, de repente, exhibieran un poder o un tesoro imprevistos”.

Las personas que después de una desgracia inmerecida sacan fuerzas del alma para sobreponerse y exigir justicia o sobreponerse y seguir su trabajo todos los días. El que se levanta temprano para llegar puntual al trabajo, la que da el vuelto cabal, el que no negocia facturas, el que le da el ejemplo a su hijo con actos y no con palabras. La que es consecuente con lo que piensa. El que confía en el extraño y en el diferente. Los funcionarios que atienden al siguiente ciudadano aunque pase la hora de cierre, los policías y los soldados que arriesgan su vida contra el crimen organizado por salarios bajísimos a cambio de cumplir con la ciudadanía.

Ahí están ciudadanos como Rolando y Beatriz, activistas de derechos humanos como María Elena, médicos anónimos como Christopher y la lista es interminable. Y eso que conozco sólo a pocos guatemaltecos por su nombre.

Ahí están los empresarios y los empleados que hacen que este país haya seguido creciendo a pesar de la crisis, los maestros que intentan formar ciudadanos a pesar de la adversidad y las garrapatas, los migrantes que este año mandaron 6 por ciento más de remesas a pesar de la crisis, los jóvenes que tienen ideas brillantes y sueñan con cambiar el país (todos esos que me escribieron un correo para compartir sueños).

Valcárcel escribía otra frase que me sirve también para responder a la pregunta inicial de por qué, pese a haber sido un año duro este 2008, el país, y el Estado, no se caen como todo el mundo fuera de Guatemala vaticinaría. “La democracia necesita para su buen funcionamiento, además de una buena y saneada caja común, de un monto de sustancia moral bastante grande. Hay conciudadanos que aumentan de forma constante y reservada la decencia común. Son la gente decente y, más que eso, modélica. Gente de la que merece la pena ser conciudadano. Lo suyo no es suerte, pero es una suerte para todos los demás ser sus compañeros en la vida moral y civil”.

Ahí están los ciudadanos como Gustavo y su resistencia al hostigamiento del monopolio (Baldizón, quien ocasionó la crítica, podría hablar con su amigo González, o la Primera Dama pensar recordar cómo les hizo daño en campaña y así mantengamos a flote el único derecho político que podemos ejercitar a pleno: la libertad de expresión). Hay otros ciudadanos que reclaman la decencia como Rony López, Nineth, Juan Alberto, Oliverio, Tulio García, tantos ciudadanos que intentan liderar este país carente de líderes y rebosante de antilíderes.

Así que bueno, creí que estas fiestas eran momento oportuno para agradecer a todos los ciudadanos anónimos que trabajan por nuestro país y por los famosos que reclaman decencia. Gracias por hacer que la Navidad tenga un sentido.

martinpellecer@gmail.com

martes, 16 de diciembre de 2008

61. CACIF antimoderno

La semana pasada, por primera vez en la historia, fueron las cooperativas, y no el CACIF, quienes decidieron dos representantes de los empresarios ante la Junta Monetaria. El CACIF alega “una violación al Estado de Derecho” por la forma en que se eligió, pero no me la creo.

La organización que debería ser la vanguardia nacional para encaminar al país al progreso (como sucede en Chile, Argentina, México, Brasil) tiene en su seno un balance de poder en el que el ala reaccionaria del CACIF se impone siempre al ala más progresista.

La oposición clásica es a cualquier intento de hacer una modernización fiscal en el país –somos el que tiene menor porcentaje de impuestos en la región (12%) cuando el promedio latinoamericano es 23-. Somos el país más desigual de América (0.5% recibe el 20% del ingreso nacional) y los impuestos son la forma democrática de buscar que todos los ciudadanos tengamos igualdad de oportunidades para trabajar en revertir esas desigualdades, que son el germen de la violencia. Si queremos escuelas que produzcan ciudadanos competitivos, hospitales decentes y policías menos corruptos (mejor pagados) tenemos que pagar más impuestos (y combatir el contrabando). Si lo entendieron todos los países en ruta al desarrollo, ¿por qué nos cuesta tanto?

El CACIF fue el único que se opuso a los tribunales agrarios que contemplaba la ley del catastro en 2006 porque dizque hablaba algo de “expropiar tierras ociosas”. En Guatemala, el 2% tiene el 75% de las tierras productivas. Una parte de ellos no por productividad sino por herencias de las expropiaciones del siglo XIX. Y así nunca vamos a lograr un país capitalista. Además, no habla de reforma agraria, sino de resolver el tribunales y no a balazos las invasiones/ocupaciones de fincas.

O se consideraban dueños de los partidos. Perdieron el PAN, la Gana y ahora hacen el CREO. Los salvadoreños y toda América Latina sí han logrado partidos institucionales de derecha.

Ahora dicen que sólo ellos son empresarios y no los cooperativistas. Olvidan que los cooperativistas habían propuesto un candidato de cada uno y ellos lo rechazaron. Además, con la elección de un experto como Lizardo Sosa, no me parece que vayan a ser unos administradores irresponsables de ese asiento en la Junta Monetaria. Y sí son empresarios.

Creo que es más sintomático que coyuntural las muestras de premodernizad del CACIF, que debería obligarlos a recapacitar que son empresarios y no patrones. (Otro ejemplo es cuando la Cámara de Comercio salió del CACIF en 2005 porque no les dejaron la presidencia rotativa de la entidad porque no tenían suficiente caché.)

Lo peor de todo es que es falta de voluntad o desequilibrio de poder interno a favor de los retrógrados. A mí me dio vergüenza ajena cuando vino Chirac a decírselos en el 2004. “Por sus propios intereses, dejen de aferrarse al egoísmo, los privilegios y la estupidez”. Ustedes serán de los mayores beneficiados de un país con más empresarios y más consumidores, pues venderán más sus productos, habrá menos pobreza y menos violencia. Y éste país será más habitable.

PS1. Algunos lectores me preguntaron a quién me refería con el “achichincle Montenegro de Baldizón que recibía millones en ONGs”. Era al señor “representante” de los adultos mayores en el país.
PS2. Quiero solidarizarme con Gustavo Berganza, víctima de una campaña desde eso que dice llamarse Televisión nacional.
PS3.
martinpellecer@gmail.com

martes, 9 de diciembre de 2008

60. Baldizón

Baldizón 3 – UNE 1. Esta semana, el diputado sentenció el partido con un gol tan previsible que sólo podría habérselo marcado a un partido tan cleto como la UNE. “Se va del país ahora y lo expulsarán del partido por querer democratizarlo y competir por la Secretaría General”. Pobre demócrata. Bah. Vamos a hacer un balance del encuentro.

El presidente Colom se tuvo que olvidar de su “logro” de haber construido un partido institucional, con ideología. De risa. Su partido no produjo un solo político en 8 años de vida. Es como si un club de futbol no produjera un solo jugador de las categorías inferiores. La única que, quizás, produjo, fue Sandra Colom, que se supone que no puede jugar por ser la esposa del director técnico.

El otro, al que había puesto de volante central, creador de juego, fue alguien mediocre, mentiroso y corrupto: Meyer. Expulsado en los primeros diez minutos. Y tuvo que contratar a jugadores “extranjeros al partido”. Fuentes Knight en Finanzas, Meany en Energía. En el Congreso, puso de capitán de bloque a un defensa bravo y algo vulgar, Taracena, pero que le sacó la tarea un año.

De delantero central le cedió el puesto a uno astuto y un tanto sucio para jugar. Baldizón. Éste mete codazos, zancadillas, se pone en fuera de lugar, engaña al defensa, y reclama al árbitro. O en otras palabras, reparte mucho dinero en clientelismo en la Comisión de Finanzas, le vende su alma a Ángel González bajándole impuestos (como si él necesitara ese dinero más que el Estado), le da dinero a ONGs de su achichincle Montenegro, se roba un terreno municipal en el lago Petén Itzá y luego dice que quienes lo denunciaron ante el Ministerio de Ambiente lo amenazaron de muerte. Pero bueno, mete goles.

El público, o sea, los ciudadanos y los medios, parecían tan embobados con los goles de ese número 9 que miraban hacia otra parte en los reprise que mostraban las zancadillas o las metidas de mano. Al final de cuentas, el tipo es simpático, ágil y astuto. Uno de los pocos que lo notó y lo dijo fue el defensa bravo, el Taracena, pero dice tantas vulgaridades, que pierde seriedad.

Los últimos días de Baldizón son de película, o de show. Volvió a repartir dinero a millones en la Comisión de Finanzas y cuando lo señalamos todos, entonces intentó quitar a todas las ONG. Cuando empezaron a señalar que había comprado al partido Bien, entonces dijo que sería candidato a Secretario General de la UNE. Cualquier defensa podría haber detenido una jugada tan evidente. Pero al Presidente y su esposa le temblaron las canías de pensar que podían perder la UNE, “el partido institucional y con ideología”.

Ahora se queja la pareja que se le fue el “clósh” a Baldizón. Pero ¿quién fue el que lo puso de delantero sabiendo que debajo de la camisa de la UNE tenía otra camisa, que ahora sabemos que se llama “Libertad Democrática”? ¡Ellos! Por la mediocridad de los de la UNE!

Ahora Baldizón tiene su propio uniforme y equipo. Comprado, como lo han hecho tantos (Unionistas, Gana) y será un legítimo candidato a la Presidencia en 2011. Pero señor Baldizón, los guatemaltecos estamos cansados de delanteros centrales que juegan sucio, que meten zancadillas sin que las vea el árbitro con tal de meter goles. Si quiere jugar, hágalo, pero limpio. Los goles costará más meterlos, pero sabrán mejor. Además, ahora que es candidato declarado, recuérdese que tendrá todos los reflectores sobre sus movimientos.

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lunes, 1 de diciembre de 2008

59. Los retos del periodismo en Guatemala

Miguel González, uno de mis maestros de periodismo (mis aulas fueron la redacción de este periódico y tantos periodistas) me dijo una vez que al escribir cada nota me recordara de todos los periodistas guatemaltecos que fueron desaparecidos y asesinados durante el conflicto armado interno por escribir. Que mi libertad de expresión había costado muchas vidas y los periodistas jóvenes teníamos en las manos una estafeta que pesa mucho.

Los periodistas somos siempre los villanos o los buenos de la película, tenemos una responsabilidad muy grande como para ser actores secundarios; más aún en Guatemala o Centroamérica en nuestras frágiles democracias.

Esta semana del día del periodista, el discurso de Mónica González, una señora periodista chilena, especializada en investigación y cuya tenacidad y pasión no pueden opacar las canas me recordó los ideales y los retos del periodismo (la presentación está en elpais.com).

Nos enfrentamos al narcotráfico y al crimen organizado. Muchos valientes compañeros y compañeras mías han arriesgado sus vidas al publicar incluso nombres de capos. ¿Para qué? Ministerio de Gobernación, Ministerio Público y jueces de adorno. Nos enfrentamos a los poderes fácticos, que en los departamentos se cobran la vida de valientísimos corresponsales indefensos porque hasta allá no llega el Estado.

Nos enfrentamos al Estado y al “Estado paralelo”, de todos esos ex funcionarios del Gobierno o el Ejército que están ligados al crimen organizado y siguen saqueando al país y viviendo tranquilos con carros de lujo y viajes a Miami.

Nos enfrentamos a esos políticos que no entienden que son servidores públicos y se pierden en la corrupción (desde robar vueltos hasta dar contratos a empresas de amigos) o en la mediocridad como 60 (mínimo) diputados que no levantaron la mano ni propusieron una ley en el año.

De momento, en Guatemala y Centroamérica, esos son los “monstruos” a los que nos enfrentamos en público, pero no basta. Para construir una democracia que no sea paticoja tenemos que fiscalizar al resto de la sociedad: a la parte del sector privado que no paga impuestos o salarios justos o a los dizque empresarios que sólo lavan dinero. Hay que fiscalizar a tantas ONGs o iglesias que reciben diezmos de corruptos o narcos. Hay que fiscalizar a la ciudadanía, para que entendamos que esto de democracia significa tener derechos y sobretodo, obligaciones.

Pero más importante que todo eso, los periodistas tenemos que fiscalizarnos a nosotros mismos. Combatir nuestras mediocridades, nuestro conformismo de decir “no, no investigo porque acá no me publican nada”. Luchar contra la tentación de creer que la política es sólo farándula, pelear contra la idea de que hacer periodismo económico es hacer infomerciales. Nuestra idea que sólo lo malo es noticia. Tenemos que evitar conformarnos con creer que hacer periodismo es hacer oposición superficial o que es una profesión para salir a las cinco de la tarde. O creer que somos infiscalizables o que no se nos puede criticar.

Porque si seguimos haciendo eso y nos olvidamos del periodismo valiente y comprometido que hemos sido y somos en tantas otras ocasiones, acabaremos por convertir a esta frágil democracia en un teatro de buenos contra malos, de ciudadanos vacíos de información para defenderse por ellos mismos de los atropellos de los poderosos. Acabaremos por condenar al país a una jungla en la que menos importa al final del día somos los guatemaltecos y el futuro. Tremendo desafío que tenemos este día del periodista.

martinpellecer@gmail.com