lunes, 26 de noviembre de 2007

Alzheimer político

Venga, deje de cuidar a los nietos, juéguese su prestigio y su pellejo, resista los embates de los políticos, de la opinión pública y los abogados, no se corrompa, no cometa errores, salve a la democracia y después váyase a la mierda sin indemnización ni reconocimientos.
Poco menos es lo que están haciendo políticos y formadores de opinión pública con los magistrados del Tribunal Supremo Electoral (TSE). Quiero hacerles un poco de memoria a ellos (los políticos y los formadores de opinión), a los ciudadanos y a los congresistas.
Entre estos cinco magistrados están dos de los guatemaltecos más íntegros y probos que conozco: Ángel Alfredo Figueroa y Raymundo Caz; dos eferregistas de pura cepa: Aníbal Valenzuela y Zolia Villela; y uno que ha sido en ocasiones balanza positiva pero también un obstáculo para el buen funcionamiento del TSE, Óscar Bolaños.
Fueron electos en el 2003 y gracias a ellos, en especial al trabajo de Figueroa y Caz, se pudieron organizar unas elecciones que nadie creía que pudieran salvarse de la manipulación del partido de Efraín Ríos Montt. Los entonces nuevos magistrados –casualmente en ese momento nadie cuestionó su “inexperiencia”- se fajaron para organizar y administrar unas elecciones tan transparentes que oposición, oficialismo y observadores nacionales e internacionales validaron sin titubeos.
Acá viene la primera muestra de Alzheimer: Desde el 2006 en la Comisión de Asuntos Electorales del Congreso empezó a crear el temor por la inexperiencia de los magistrados y la nostalgia por los anteriores. A mí me tocó cubrir muchas de estas citaciones a los magistrados y parecía haber una estrategia muy fina de diputados del PP, UNE, FRG y unionistas respecto del TSE.
Más que fiscalizarlos por la solicitud de un aumento de presupuesto y los planes de duplicar la cantidad de mesas electorales, era un esfuerzo de cuestionamiento para debilitarlos ante posibles alegatos de fraude por “su inexperiencia y su falta de carácter” el 10 de septiembre o el 5 de noviembre pasados. Los periodistas, mea culpa, podríamos haber hecho menos eco a ese populismo. Eso sí, un matutino, pequeño, bravucón y ultra, tuvo una campaña sistemática contra el TSE.
Otra muestra de Alzheimer: Los magistrados parecieron débiles cuando no pudieron evitar la campaña anticipada de Otto Pérez Molina porque éste recurrió a la Corte Suprema de Justicia cuando el TSE le ordenó retirar la propaganda. ¡Oh sorpresa! Los mismos diputados le entregaron al TSE una reforma electoral sin dientes para multar o tener poder coercitivo. Y claro, después reclaman que eran unos cobardes y debiluchos. Durante toda la campaña ésa fue la tónica. El presidente del TSE, Bolaños, no se ayudó y fue un pésimo comunicador de sus ideas y logros.
Otro Alzheimer: Ahora ya todos parecemos habernos olvidado que el TSE estuvo impecable en las elecciones. Eso a pesar de haber duplicado el número de centros de votación para llevarlos a las aldeas más remota. Y nadie dijo algún pero sustentado sobre los resultados de las elecciones.
Ahora la Corte de Constitucionalidad envió al Congreso el expediente sobre el posible retiro del antejuicio contra los magistrados. La verdad es que no tengo la certeza del fallo “técnico” de la CC, porque salvo excepciones como Francisco Flores, el ente es político o politiquero.
Y no importa el asunto que vayan a juzgar sobre el antejuicio, con conocimiento de causa sospecho que sobrarán diputados, la mayoría ruidosos y sobre todo quienes estuvieron en la comisión de asuntos electorales, que se hacen agua la boca para cobrarse venganza por los momentos en que no pudieron doblegar la rodilla de “los viejitos”, esos magistrados íntegros del TSE. Y la mayor parte de los diputados no tienen interés ni lucidez para tomar una decisión por su propio juicio.
Ahora se conformó una coyuntura en que los magistrados aparecen como lagartos porque no sólo “quitaron credibilidad” al TSE sino que “además” quieren cobrarse una indemnización. Pedimos funcionarios de primera línea para la institución más respetada de la democracia guatemalteca, que sean incorruptibles pero que después sean mendigos de trabajo al salir del puesto. Para mí, tienen derecho a una indemnización.
Cuando llegue al pleno el expediente sobre el antejuicio –hoy se sortea la comisión pesquisidora-, espero como ciudadano que los diputados de vieja guardia y las valientes, quienes han movido al Congreso estos cuatro años, saquen la casta y eviten un linchamiento inmerecido.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Osado recordatorio para los olvidadizos!

Aunque me extraña, porque según los estudios, el alzheimer afecta principalmente a la gente inteligente. (Y no lo digo por tí, claro está, si no por los personajes retratados que tratan de llevar las riendas del país)Menuda paradoja!

Bravo.
Madrileña's ;-)