martes, 4 de marzo de 2008

Honor militar (sobre archivos del Ejército)

Escuchar que el Gobierno ordene a su Ministerio de la Defensa abrir los archivos que registraron las operaciones de represión y de violaciones a los derechos humanos sería normal en cualquier país del mundo.

El presidente Colom dijo que lo anunciaron hasta haberlos resguardado, el Ejército acató públicamente la orden y los militares retirados respondieron que “no se va a encontrar nada” (Ríos Montt dijo que “no se dio cuenta de las masacres”).

Lo más fácil es ser pesimista (quizás un optimista bien informado diría Benedetti), y pensar que a los militares les falta una generación para cambiar de visión sobre las violaciones a los derechos humanos que cometieron muchos de quienes formaron parte de la institución. Y no fue sólo para defender un statu quo sino para atrasar medio siglo cualquier posibilidad de reforma política en nuestro país, uno de los menos modernos y más desiguales de América.

Prudencio García, un prestigioso militar español, hizo una investigación sobre el honor militar y cómo los valores de la disciplina, el honor y el espíritu de cuerpo son los pilares de los ejércitos. Parte desde la máxima que “el Ejército es una corporación formada por individuos moralmente selectos, con un alto nivel ético y un sano concepto del honor inseparable de los Derechos Humanos. Y como en todos los colectivos numerosos siempre puede aparecer alguien que no tenga la talla moral exigida y será expulsado”.

Recuerda otro de los valores militares desde Grecia y Roma: el Ejército pertenece a la sociedad, que le confía las armas para protegerse de enemigos extranjeros. Cuidar a la ciudadanía y no que la ciudadanía tenga que cuidarse del Ejército por torturas, violaciones, masacres...

Documentos existen en poder del Ejército. No sé cuántos o de qué calidad, pero si aún si nos espían a muchos desde llamadas telefónicas hasta e-mails o chats y como son tan meticulosos, seguramente que los tendrán en algún lugar que no va a ser obviamente el despacho del ministro, pero pueden llegar a esa mesa.

Creo que los militares deberían hacerse una pregunta. Es más honor militar defender como a “todos los miembros” de “ataques civiles” que consisten en intentar llevar a juicio a posibles culpables de violaciones a los derechos humanos. O es más honor para la institución poner a disposición de la justicia a los militares que violaron los derechos humanos, que no son para los delincuentes, sino son para todos los humanos que reclamen sus derechos como ciudadanos, como personas.

Los conservadores se preguntan por qué tocar el pasado. Quizás podrían preguntarle a algún familiar o amigo de los 50 mil desaparecidos o 200 mil muertos, viudos o huérfanos de guatemaltecos que en su mayoría cometieron el “pecado” de reclamar, la mayoría sin armas, un país más justo.

No tengo duda que el Ejército de Guatemala –ése que fue instrumento de represión durante 40 años desde 1954 y luego firmó la paz, del que muchos de cuyos miembros ahora son empresarios de éxito, asesores políticos o miembros del crimen organizado- ese Ejército puede llegar a ser algún día un símbolo de la paz internacional apoyando y asesorando a otros países, un símbolo de combate al crimen organizado, de ayuda en desastres naturales y de enjuiciamiento de quienes violaron el honor militar. Pero eso tendrá que ser una decisión y acciones claras de los mismos militares para recuperar su prestigio ante el resto de guatemaltecos.

martinpellecer@gmail.com

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